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Chincheta

Algoritmo bioquímico

En algún lugar de diciembre, fui encontrando las emociones, que desde enero hasta noviembre, me han ido mostrado los rincones. Donde siguen en mi mente, asomadas en balcones, de las calles adyacentes, a antiguas ilusiones. Una noche permanente, entre quiméricos colores, de ventanas que no duermen, por lo que solo ellas conocen. Son tantas vidas que suceden, recordándome en ocasiones, un amor siempre vigente, que nada lo corrompe.
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Calamus gladio fortior

Dejar de ver principios, que conllevan a un final, es aumentar la perspectiva, de la propia realidad. Todo va formando parte, de un lienzo personal, que entre plumas y pinceles, cuesta a veces perfilar. Al ofrecer diversos huecos, que aún por rellenar, dan espacios potenciales, que se suelen ignorar. Y aunque fallen los colores, o quizá su intensidad, está en parte en nuestra mano, el volverlos a mezclar.

De rutas oníricas y mundos paralelos

Hablar de ciertas cosas en profundidad es entrar en uno de esos tipos de ámbito donde el lenguaje parece resultar insuficiente, ya sea para explicar, describir, transmitir... Ocurre lo mismo con la mayor parte de lo que suelo escribir en este humilde rincón, pequeñas muestras de inspiración que me llegan sin saber muy bien su procedencia. Hace ya alrededor de unos casi nueve años que a raíz de ciertas vivencias personales decidí dejarlo todo atrás, salvo algunas pocas cosas. Quería (necesitaba) ir muy lejos, tanto física como mentalmente, llamado a un peregrinaje en el cual buscar algo sin saber muy el qué ni el dónde. Tardé un tiempo en darme cuenta de que la clave principal de ese impulso estaba basada en romper la carcasa de lo que era yo por aquel entonces, la necesidad de forjarme en alguien diferente, un proceso natural que a todos nos ocurre en la vida pero que en ciertas ocasiones surge una llamada o una circunstancia que potencia y acelera ese proceso. Un camino de transformac

Aires de anhedonia

A veces me pregunto, a dónde irán los sentimientos, que sin llegar a ser confesados, no tuvieron el momento correcto. Sin las condiciones adecuadas, para que alzaran el vuelo, por culpa de estúpidas tormentas, que no llevaban a buen puerto. Pero cómo ser buen piloto, y un audaz marinero, sin la existencia de turbulencias, y el oleaje de lo que siento. Esa rara y extraña nostalgia, que me hace ir de nuevo, a los días en los que tu compañía, no era un lejano recuerdo.

Cruor innocentia

Se registran generaciones, en una extraña deriva, ya no existe fe ni patria, y se ha disuelto la familia. Se han creado nuevas tribus, que prometen utopías, y cualquier mínima duda, es tratada como herejía. La condena de una especie, cada vez más  compungida , de culturas que se disuelven, en la ignorancia compartida.

Antiguas partituras

Siempre supe, lo que nunca me contaste, me había dado cuenta, de que era reemplazable. Tu entorno me avisó, de que yo no formaba parte, de ese cuadro formado, por tu carnaval andante. De payasos y mentiras, que enseñaban las verdades, de lo falso del escenario, de ser yo para ti alguien.

Hogar lejos del hogar

Es verdad que tuve un sueño, es bien cierto que soñé, como juntos observábamos, un insondable atardecer. Entrelazados por la luz, que se resiste a perecer, atravesando un mar en calma, hasta llegar a nuestra piel. Deshaciendo a su paso, los reflejos del ayer, compartiendo al fin solos, la adquirida madurez. En un silencio agradable, entre quienes quieren ver, a quien a pesar del tiempo, no se ha dejado de querer.

Otros ámbitos, otras voces

Nada cae en el olvido, aunque no pueda recordarse, nada se desvanece del todo, aunque se encuentre perdida la llave. Todo queda a buen recaudo, en alguna no lejana parte, de una mente consciente, detrás de la adecuada clave. Para a su debido tiempo, ordenar ese aprendizaje, de quién ha sabido querer, y quién procuró dañarte. En este ensayo de teatro, de la vida y su gran viaje, entre cuyos actrices y actores, debemos buscar nuestra mejor parte.

Evanescencia

Inescrutable es el camino, de una mente iluminada, por la búsqueda de sí misma, entre visiones inacabadas. Donde cualquiera de las cicatrices, que puedan poblar el alma, envejece mucho más, que las arrugas en la cara. Tan cansado de las sendas, largamente transitadas, que han llevado a encontrar, solo respuestas no buscadas. Transformando el hastío, en la carcasa de un fantasma, que a veces dicen verlo, viajar sin rumbo de madrugada.    

Lucidez emocional

Mientras suenan las canciones, que tanto nos gustan, voy trazando las caricias, en tu espalda desnuda. Desviándome en el borde, que rodea tu cintura, hacia Venus y su monte, donde pierdo la cordura. Entretanto una escalada, ha partido en la búsqueda, del paisaje en tu pecho, donde gano la locura. Pero te echas a reír al darme cuenta sin premura, que sentada entre mis piernas, ya me exploras con soltura.

De cartas no enviadas

Son tantas las cosas, que faltaron por decirnos, tan intenso ese deseo, de pasar noches contigo. No sin antes volverme, de Nicte un buen amigo, al retrasar el amanecer, a cada paso en tus sentidos. Y decirte suavemente, al asomarme en tus oídos, como nada importa, si tú estás conmigo.